
Preparación… Para el postparto
“Llegamos al hospital para la inducción del parto ya que el pequeño renacuajo no quería salir y cumplía ya las cuarenta y dos semanas sumergido. Al llegar me conectaron el monitor durante una hora y media. Todo perfecto. Tras ese rato en una de las salas de dilatación, pasamos a consulta con los ginecólogos donde me explicaron en que consistía la inducción y me hicieron un tacto, muy doloroso por cierto. Todo estaba claro, yo estaba tranquila aunque dolorida y sangrando. Volvimos a la sala de dilatación y me volvieron a conectar el monitor mientras me enseñaban el dispositivo con prostaglandinas vaginales. Al instante algo parece no ir bien, las pulsaciones del bebé empiezan a bajar hasta alcanzar valores muy bajos y de repente se llena la sala. Ginecólogos, enfermeras, el camillero… ¿Qué está pasando? La ginecóloga me pincha la bolsa a toda prisa y me dice que me llevan a quirófano a hacerme una cesárea. Mi pareja y yo nos miramos, no decimos nada, no puedo hablar, me he quedado bloqueada, tiemblo y el corazón me va a mil. El quirófano está lleno de gente, me ponen anestesia general y me duermo. Cuando despierto, siento mucho dolor y no tengo mi barriga, no entiendo bien lo que ha pasado, sólo pido algo para el dolor, ni si quiera me acuerdo de mi bebé hasta que una enfermera me dice que está bien y que es precioso. Tengo ganas de llorar, no entiendo porque me han hecho la cesárea, pero no puedo llorar por el dolor de la herida. Al rato empiezo a notar los efectos de los calmantes que junto con la anestesia me hacen estar en un estado de ausencia total. Después de dos horas me suben a la habitación donde está el papá y mi bebé limpio y vestido, yo lo miro y me alegro de verlos pero no siento ningún vínculo con mi hijo, no hay conexión… En seguida se engancha al pecho y empieza a mamar, que sensación tan extraña. La noche es dura, yo sólo quiero dormir, el bebé quiere mamar constantemente y me duele la herida. Conforme pasa uno o dos días el dolor de pezones aumenta hasta el punto de que cada vez que se engancha me viene a la mente una piraña devorando un trozo de carne… ¿pero qué es esto? ¿en serio esto es la lactancia materna?
Esos días fueron horribles, entre la cesárea, la anemia, el dolor de pecho, los cambios hormonales… Me preguntaban que si estaba contenta… Yo en ese momento lamentablemente no estaba contenta. Estaba sobreviviendo.”
Comparto con vosotros esta experiencia de una mujer a la que atiendo en consulta. Sus palabras, cuando hablé con ella unos días después de haber sido madre, me llegaron al alma. Una mujer cansada, con sueño, con un cuerpo que no sentía como suyo propio, con dolor por su cicatriz, dolor en sus pechos por la lactancia, y una falta de conexión con su bebé que era difícil de entender… y asumir.
Hoy la atención a la embarazada es muy completa. Revisiones ginecológicas, ecografías, seguimiento por la matrona… Por lo público, por lo privado la que se lo puede permitir… Múltiples opciones de preparación al parto, para la mujer, en pareja, sesiones individuales, clases semanales, talleres… Charlas informativas en el hospital, consejos para la elaboración del plan de parto… Clases de yoga para embarazadas, pilates para embarazadas, entrenamiento funcional para embarazadas… Todo un camino a recorrer, acompañada, donde la meta final es el parto.
Pero… ¿qué pasa con el postparto? Y especialmente con el postparto inmediato. A mi consulta llegan mujeres que han tenido la suerte de enterarse de que es importante que revisen su cuerpo después de haber sido madres. Bueno, hablan sólo del suelo pélvico, aunque en realidad la mujer necesita cuidados y reestructuración de todo su cuerpo, y de su alma, muchas veces… Y digo que han tenido la suerte de enterarse porque muchas veces es así. El soporte sanitario que hay a partir de que la mujer da a luz se reduce bastante… Los primeros días después de dar a luz la mujer ya no se siente tan acompañada. Semanas después, alguna consulta con la matrona, la revisión ginecológica después de la cuarentena, grupo de lactancia si lo ofrecen en tu centro de salud, y poco más, a no ser que ella lo busque por su cuenta.
Cuando trabajo con embarazadas trato de hablarles de la realidad del posparto, y hago con ellas no sólo la “preparación al parto”, sino también la “preparación al postparto”. Información de cuestiones físicas con las que se pueden encontrar y consejos para sobrellevarlas, y también les hablo de sensaciones y emociones con las que la madre reciente se enfrenta en esas primeras semanas, que para muchas son muy difíciles.
Porque desde que el bebé está en este mundo, la mujer se aparta a un segundo plano. Se olvida de sus propias necesidades, hasta las más básicas, antepone el cuidado de su hijo a su bienestar, y esto a veces sale del instinto, del alma o del amor, pero otras veces no se siente así, y la mujer se angustia con el pensamiento de que es una mala madre por no estar encandilada con su bebé.
Pero es que no todas las mujeres tienen los ojos en forma de corazón en su postparto inmediato…
Noelia Torres Chacopino. Fisioterapia Especializada en Reeducación Abdominal-Pélvica-Perineal. Tratamiento de Disfunciones de Suelo Pélvico. Embarazo y Postparto

